En seguridad privada, la diferencia entre un grupo de personas y un equipo verdaderamente cohesionado puede determinar no solo el éxito de un servicio, sino también la confianza que nuestros clientes depositan en nosotros. En Sargus, lo sabemos bien: nuestro trabajo no comienza ni termina en un contrato, comienza con personas y crece con relaciones.
Hoy, la demanda por servicios de seguridad en Chile vive un alza significativa. Según cifras recientes, los delitos registrados en el primer trimestre del año superan en más de un 60 % a los del mismo período en 2021. Esto ha impulsado a muchas empresas a buscar soluciones rápidas para cubrir puestos. Sin embargo, cubrir un puesto no garantiza calidad ni compromiso. Ahí es donde Sargus decide marcar la diferencia.
Para nosotros, incorporar a un nuevo colaborador significa integrarlo a una comunidad que comparte objetivos y valores claros. No buscamos que cada guardia “trabaje por su cuenta” en su puesto asignado, sino que se sienta parte de algo más grande: un equipo que se apoya, que comparte información, que cuida tanto de los demás como de las instalaciones que protege. Ese sentido de pertenencia no se logra con uniformes idénticos, sino con liderazgo cercano, comunicación constante y oportunidades reales de desarrollo.
Cuando un guardia entiende que no está solo, que su aporte importa y que puede contar con sus compañeros y supervisores, su desempeño cambia. Se vuelve más proactivo, más atento y más comprometido. Esa cohesión es también lo que perciben nuestros clientes: no solo ven personal de seguridad, ven un equipo organizado que actúa como un solo cuerpo ante cualquier situación.
En un país donde la inseguridad crece y las exigencias son cada vez mayores, creemos que la mejor respuesta no es aumentar la cantidad de guardias, sino fortalecer la calidad de los equipos. Por eso, en Sargus invertimos en formación, en liderazgo y en cultura organizacional. No contratamos para llenar vacantes; elegimos a las personas que construirán junto a nosotros un servicio de excelencia y confianza.
Porque al final del día, cualquiera puede reunir personas. Pero formar un equipo que se mantenga unido, motivado y orgulloso de su labor… eso requiere visión, compromiso y, sobre todo, creer en el valor humano como nuestro mayor recurso.

