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¿Por qué el orgullo laboral sí importa en la seguridad?

En una industria como la seguridad, donde priman la disciplina, los protocolos y la vigilancia, cultivar un orgullo genuino por el propio trabajo puede marcar la diferencia entre una rutina mecánica y un desempeño con propósito. Cuando los guardias sienten que forman parte de una misión significativa —más allá de un simple empleo— proyectan confianza, responsabilidad y compromiso que elevan la experiencia de quienes protegen. Contexto chileno: indicadores sobre orgullo, satisfacción y compromiso Casos y reflexiones para inspirar orgullo en el personal de seguridad a) Construir un sentido de misión compartida Mostrar cómo el trabajo de los guardias impacta positivamente: protegen personas, bienes y comunidades con dedicación. Incorporar historias reales —por ejemplo, intervenciones exitosas o reconocimientos ciudadanos— refuerza el sentido de propósito. b) Fortalecer los vínculos de equipo El compromiso aumenta notablemente cuando las personas se sienten parte de un equipo sólido. En seguridad, estimular el compañerismo, las ceremonias de reconocimiento y trabajos en conjunto genera un clima de orgullo colectivo, como lo evidencian los datos de ADP. c) Promover un entorno inclusivo y seguro Que cada guardia pueda ser auténtico sin miedo mejora su bienestar emocional —y eso implica orgullo. Además, la Ley Karin (contra el acoso laboral) ha impulsado la implementación de protocolos en empresas grandes (91,2 %), aunque en microempresas solo alcanza al 45 %, lo que evidencia la necesidad de expandir espacios seguros. d) Alinear bienestar y desarrollo con orgullo Capacitaciones, retroalimentación constante y reconocimiento del esfuerzo son recursos laborales que elevan orgullo y compromiso. Asimismo, ofrecer formación específica en seguridad, salud emocional o liderazgo, refuerza el sentido de crecimiento profesional. e) Humanizar el liderazgo Líderes que reconocen, escuchan y actúan con empatía inspiran orgullo. Ese estilo de liderazgo empoderador y respetuoso fortalece la dignidad profesional, algo especialmente significativo en la seguridad, donde la presión es constante. En conclusión… En seguridad, el orgullo laboral no es un lujo: es una estrategia fundamental. Cuando los guardias sienten que su trabajo importa, lo asumen con compromiso, empatía y profesionalismo. Invertir en sentido, inclusión, desarrollo y relaciones humanas multiplica el impacto de quienes guardan nuestra seguridad.

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Contratar seguridad no es un gasto, es una inversión en reputación

En un mundo donde la confianza se vuelve frágil y la percepción lo es todo, la seguridad profesional ya no es solo una línea presupuestaria: es un pilar estratégico para la reputación corporativa. Un entorno seguro genera tranquilidad, refuerza la confianza del cliente y proyecta una marca responsable y aspiracional. El costo invisible de la desconfianza Seguridad como experiencia del cliente Seguridad, reputación e intangibles de marca Cómo Sargus puede transformar la seguridad en experiencia de marca Estrategia Impacto clave Ambientes confiables y visibles La presencia profesional del equipo de Sargus genera una sensación inmediata de seguridad. Comunicación proactiva Explicar cómo operan, prevenir, actuar rápidamente frente a incidentes, refuerza la percepción de transparencia y control. Capacitación en experiencia cliente Entrenar guardias en atención empática eleva la percepción de la seguridad como parte integral del servicio, no un obstáculo. Promoción de cultura segura interna Equipos motivados y orgullosos trascienden en su trato con clientes y refuerzan la reputación corporativa. Protocolos certificados y confiables La seguridad normativa (por ejemplo, guardias certificados OS-10 y auditorías) demuestra compromiso serio con calidad y confianza. Contratar seguridad profesional no solo minimiza riesgos; es una inversión que eleva la experiencia del cliente, protege la reputación, y genera conexiones emocionales fuertes. En un entorno donde la confianza se gana con cada interacción, elegir seguridad significa apostar por una marca sólida, seria y confiable.

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¿Cómo elegir una empresa de seguridad sin saber de seguridad?

Muchos emprendedores o nuevos responsables de operaciones enfrentan un desafío común: elegir una empresa de seguridad sin tener conocimientos técnicos del rubro. En un contexto como el chileno, donde los delitos aumentaron un 47 % entre 2019 y 2024 y el crimen organizado se expandió hacia nuevas zonas y rubros (La Tercera), contratar seguridad no es solo un trámite: es una decisión estratégica que protege activos, personas y reputación. ¿Cómo hacerlo con criterio, sin ser experto? Aquí una guía clara con señales de alerta, preguntas clave y errores a evitar. Al evaluar proveedores, si notas alguna de estas situaciones, pon atención: Antes de firmar contrato, estas son las preguntas que toda persona a cargo debería hacer: Errores comunes que debes evitar Elegir una empresa de seguridad sin experiencia previa es posible si se aplica criterio, método y se hacen las preguntas correctas. No se trata de volverse experto en el área, sino de detectar lo esencial: certificación, reputación, protocolos y confianza. Un buen proveedor no solo protege tu negocio: se convierte en socio estratégico que cuida tu marca, tu equipo y a tus clientes.

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No solo contratamos guardias, construimos equipos

En seguridad privada, la diferencia entre un grupo de personas y un equipo verdaderamente cohesionado puede determinar no solo el éxito de un servicio, sino también la confianza que nuestros clientes depositan en nosotros. En Sargus, lo sabemos bien: nuestro trabajo no comienza ni termina en un contrato, comienza con personas y crece con relaciones. Hoy, la demanda por servicios de seguridad en Chile vive un alza significativa. Según cifras recientes, los delitos registrados en el primer trimestre del año superan en más de un 60 % a los del mismo período en 2021. Esto ha impulsado a muchas empresas a buscar soluciones rápidas para cubrir puestos. Sin embargo, cubrir un puesto no garantiza calidad ni compromiso. Ahí es donde Sargus decide marcar la diferencia. Para nosotros, incorporar a un nuevo colaborador significa integrarlo a una comunidad que comparte objetivos y valores claros. No buscamos que cada guardia “trabaje por su cuenta” en su puesto asignado, sino que se sienta parte de algo más grande: un equipo que se apoya, que comparte información, que cuida tanto de los demás como de las instalaciones que protege. Ese sentido de pertenencia no se logra con uniformes idénticos, sino con liderazgo cercano, comunicación constante y oportunidades reales de desarrollo. Cuando un guardia entiende que no está solo, que su aporte importa y que puede contar con sus compañeros y supervisores, su desempeño cambia. Se vuelve más proactivo, más atento y más comprometido. Esa cohesión es también lo que perciben nuestros clientes: no solo ven personal de seguridad, ven un equipo organizado que actúa como un solo cuerpo ante cualquier situación. En un país donde la inseguridad crece y las exigencias son cada vez mayores, creemos que la mejor respuesta no es aumentar la cantidad de guardias, sino fortalecer la calidad de los equipos. Por eso, en Sargus invertimos en formación, en liderazgo y en cultura organizacional. No contratamos para llenar vacantes; elegimos a las personas que construirán junto a nosotros un servicio de excelencia y confianza. Porque al final del día, cualquiera puede reunir personas. Pero formar un equipo que se mantenga unido, motivado y orgulloso de su labor… eso requiere visión, compromiso y, sobre todo, creer en el valor humano como nuestro mayor recurso.

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La empatía como estándar: ¿se puede liderar con humanidad en seguridad?

En el mundo de la seguridad privada, la empatía puede parecer un lujo. Pero en Sargus, es una herramienta esencial que humaniza nuestro servicio y da sentido verdadero a lo que hacemos cada día. En un país donde la inseguridad ha llevado a un fuerte crecimiento del sector —con más de 2.500 empresas operando y cerca de 500.000 trabajadores activos en 2024—, según reporta la Asociación ASEVA, destacar no está en tener más guardias, sino en cómo los tratamos. Hace poco, conocimos el caso de Sofía, supervisora de Sargus que, durante una ronda nocturna, notó que uno de los guardias que acababa de iniciar en el servicio parecía visiblemente afectado. En lugar de ignorarlo, se acercó, conversó y comprendió que el joven atravesaba una difícil situación familiar. No solo ajustó su horario esa noche, sino que lo acompañó a conversar con Recursos Humanos, facilitando acceso a apoyo emocional. Eso marcó la diferencia: ese guardia hoy lleva ya seis meses y habla de Sargus como un lugar que “no solo protege, sino que también escucha”. Este tipo de relatos inspiran, pero no son aislados: reflejan lo que los chilenos valoran en un servicio que los proteja con profesionalismo y cercanía. Según la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana, el 90 % de la población siente que la delincuencia ha aumentado y demanda prevención efectiva. Frente a esa presión, Sargus no elige el camino más frío, sino el más eficaz: construir equipos respaldados por liderazgo empático. Además, el sector ha cambiado vertiginosamente: entre 2013 y 2023, el número de empresas dedicadas a seguridad creció un 350 %, de 1.256 a más de 5.600. En ese escenario, no basta con estar; se trata de distinguirse. ¿Cómo? Formando guardias que, gracias a una comunicación consciente y una gestión humana, se convierten en aliados firmes en el cuidado de clientes, instalaciones y comunidad. En la práctica, liderar con empatía significa: Ese enfoque no es blando: es eficiente, sostenible y humano. Como organización, hemos comprobado que quienes se sienten escuchados y cuidados, desempeñan mejor, se vinculan con mayor lealtad y se convierten en embajadores de lo que somos.

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Liderar en terreno: el rol de los supervisores como puentes humanos

En Sargus, el supervisor de terreno no es solo un controlador: es un acompañante humano que conecta estrategia, equipo operativo y bienestar laboral. Su presencia cercana no se mide en distancia, sino en confianza, cercanía y liderazgo respetuoso. 1. Más que control: supervisión humana en terreno Los supervisores de Sargus actúan como mediadores entre la planificación y la ejecución. No bastan las rondas o el registro de turnos; su rol incluye: Este enfoque coincide con antecedentes del sector: en Chile se ha reconocido que “el supervisor es la autoridad operativa en terreno, el puente entre planificación estratégica y ejecución táctica”. 2. Capacitación y función profesional Los supervisores en Sargus son formados con cursos oficiales acreditados OS‑10 y diplomados en liderazgo, comunicación y gestión de recursos humanos. Además: 3. Casos concretos de liderazgo en terreno Capacitación rápida on-site: ante fallas en uso de sistemas de seguridad, el supervisor entrenó al equipo en terreno, evitando recurrir a capacitaciones externas largas. 4. ¿Qué gana Sargus con este enfoque? 5. Contexto actual: por qué importa este enfoque en Chile En un país donde los niveles de criminalidad han alterado protocolos industriales y de retail, contar con supervisores operativos y empáticos marca la diferencia. El aumento de delitos contra centros logísticos y comerciales hace indispensable una respuesta humana, no solo tecnológica. Además, las quejas frecuentes sobre modelos explotadores del rubro—con bajas remuneraciones, alta rotación y falta de apoyo en terreno—han puesto en valor modelos laborales más centrados en las personas. Un supervisor cercano ayuda a reducir esos riesgos estructurales, fortaleciendo la cultura organizacional. En Sargus, liderar en terreno significa construir puentes humanos: supervisores que no solo controlan, sino que comprenden y guían excelencia. Esa supervisión cercana y respetuosa se convierte en un verdadero diferencial: fortalece el clima laboral, mejora la seguridad operativa y consolida una marca con valor auténtico. En un rubro donde muchos consideran solo cantidad, Sargus apuesta por calidad humana como su sello distintivo.

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La importancia de ser visto: ¿cómo escucha Sargus a sus colaboradores?

La escucha activa no es un gesto: es el motor que impulsa el crecimiento y refuerza la identidad de marca. En Sargus, esa escucha es real, repensada como herramienta constante que fortalece la confianza, mejora el servicio y convierte a cada guardia en protagonista del cambio. 1. Instancias reales de escucha activa 2. Feedback y mejoras impulsadas por los propios guardias 3. Resultados tangibles: impacto en la marca y posicionamiento Cuando se comunica que “no sólo cumplimos la ley 21.659, sino que escuchamos a quienes la cumplen cada día”, se proyecta una marca con mirada humana, sólida y diferenciadora. La escucha activa en Sargus no es una política de etiqueta: es una práctica dinámica que convoca a los guardias a ser agentes de mejora real. Cada turno, encuentro y sugerencia retroalimenta protocolos, tecnología, condiciones laborales y el clima organizacional. Y esto no solo fortalece la experiencia interna, sino también el relato de una marca comprometida con la seguridad desde el cuidado y la dignidad. En un mercado donde el precio suele primar sobre la calidad, esa voz interna—siendo escuchada y visibilizada—es lo que convierte a Sargus en una alternativa sólida para clientes y colaboradores por igual.

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