La confianza como primera línea de defensa: cuando el equipo es tu mayor fortaleza

En seguridad, las cámaras, los protocolos y la tecnología son importantes. Pero hay algo aún más poderoso y difícil de reemplazar: la confianza entre las personas que conforman un equipo. En Sargus creemos que el liderazgo y la motivación humana son la verdadera primera línea de defensa en cualquier organización.

Un ejemplo clásico de liderazgo basado en la confianza es el del explorador Ernest Shackleton, quien a comienzos del siglo XX lideró la expedición del Endurance hacia la Antártida. Cuando su barco quedó atrapado en el hielo, Shackleton no perdió el control ni se enfocó en la tecnología —que, en ese momento, era escasa—, sino en mantener la moral, la cohesión y la confianza del equipo.

Gracias a esa gestión humana y a su liderazgo empático, los 28 tripulantes sobrevivieron tras casi dos años atrapados en condiciones extremas. Su caso sigue siendo estudiado hoy en escuelas de liderazgo en todo el mundo.

En seguridad, ocurre algo similar: un equipo que confía en su líder, y un líder que confía en su equipo, es capaz de responder mejor frente a crisis e imprevistos.

La realidad en Chile: más allá de los sistemas

En Chile, el sector de la seguridad privada cuenta con más de 70 mil guardias acreditados por la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN). Sin embargo, según un estudio de la ACHES (Asociación Chilena de Empresas de Seguridad), más del 35% de los incidentes en empresas están relacionados con fallas humanas derivadas de la descoordinación o falta de comunicación interna.

Esto demuestra que, aunque la tecnología es clave, el factor humano sigue siendo determinante. Un guardia motivado, bien informado y respaldado por su equipo puede prevenir pérdidas, controlar emergencias y representar con orgullo a la empresa que protege.

Cómo construir confianza en equipos de seguridad

  1. Comunicación clara y constante: informar los objetivos, cambios y riesgos permite que todos sepan cómo actuar.
  2. Liderazgo cercano y empático: los supervisores deben ser ejemplo y apoyo, no solo jefes.
  3. Capacitación continua: la confianza también se construye desde la seguridad personal y el conocimiento.
  4. Reconocimiento al mérito: valorar los logros individuales y colectivos refuerza el sentido de pertenencia.
  5. Ambiente de respeto y estabilidad: cuando las personas sienten que su trabajo importa, cuidan más y reaccionan mejor.

Así como Shackleton salvó a su tripulación gracias al liderazgo y la confianza mutua, en el mundo moderno de la seguridad empresarial el equipo sigue siendo el activo más importante.

En Sargus, impulsamos una cultura donde la motivación, el respeto y la comunicación son tan esenciales como los sistemas de vigilancia. Porque cuando hay confianza, la seguridad se vuelve verdaderamente humana —y más efectiva que cualquier cámara o cerco eléctrico.

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